jueves, 21 de abril de 2011

Las 7 Palabras de Jesús en la cruz ( 5 de 7)

La quinta palabra de las siete pronunciadas por Jesús en la cruz, pero la sexta según el orden en que aparece en el NT, es: “Tengo sed” Juan 19.28.

El texto completo de Juan 19.28, en la versión Reina Valera de 1960, dice: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.”

Pero para favorecer la mejor comprensión de la frase en cuestión, voy a citarla en su contexto más amplio, Juan 19.28-30:

“28Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. 29Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. 30Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”

De entrada hay que admitir que el texto que nos ocupa no muestra problema alguno de crítica textual, hecho que se evidencia en la similar forma en que las distintas versiones de la Biblia lo traducen. Como muestra voy a citar por lo menos dos versiones distintas a la Reina Valera de 1960. Sin embargo, sí tenemos que reconocer que la interpretación de Juan 19.28 nos exige que lo analicemos a la luz de los contrastes que muestra con relación a la tradición sinóptica. También hay que tomar en serio la apelación a la escritura del AT que hace el autor del cuarto evangelio.

La traducción de Juan 19.28 en otras tres versiones de la Biblia

Versión popular Dios Habla Hoy:

“Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: —Tengo sed.”

La sagrada Biblia, traducción de la Vulgata Latina:

“Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed.”

Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras:

“Después de esto, cuando Jesús supo que ya todas las cosas se habían realizado, para que se realizara la escritura, dijo: «Tengo sed».”

Contrastes entre la tradición Joánica y la tradición sinóptica con relación a Juan 19.28

Marcos 15.36-36 “Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. 36Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.”

Mateo 27.47-49 “47Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. 48Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle.”

Lucas 23.35-37 “35Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. 36Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.”

Análisis comparativo:

Antes de entrar al análisis comparativo propuesto, quiero advertir que la tradición sinóptica (sólo Marcos y Mateo) pone en evidencia que a Jesús, antes de ser crucificado, le dieron a beber vinagre mezclado (con mirra según Marcos; pero con hiel, según Mateo). Observemos:

“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. 22Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. 23Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó” (Marcos 15.21-23).

“Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. 33Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, 34le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo” (Mateo 27.32-34).

Me parece importante traer a colación aquí, el comentario de Raymond E. Brown:

“En Marcos/Mateo se ofrece a Jesús dos veces bebida. Aquí, al comienzo de la crucifixión, "ellos", i. e., los soldados romanos, le dan oinos (vino) mezclado con mirra/hiel, pero él no lo toma. (Para el primer verbo, Marcos usa el imperfecto en un sentido posiblemente conativo: intentaban dárselo.) Al final, después del grito de desolación de Jesús e inmediatamente antes de su muerte, "uno" de los presentes empapa una esponja en oxos (vino agrio), la sujeta a una caña y se lo da a beber (Marcos 15.36; Mateo 27.48). Esto se realiza en un contexto de burla, pero no es claro que sea una burla la acción misma. No se nos dice si Jesús lo bebió.

En Lucas hay un solo ofrecimiento de este tipo: hacia la mitad de la permanencia de Jesús en la cruz, los soldados (mencionados por primera vez) se burlan de él, se acercan y le ofrecen oxos, de modo semejante a como sucede en Marcos 15.36 (pero sin la esponja). Los agentes son los soldados; pero quizá esto no sea suficiente para afirmar que aquí hay un reflejo del primer ofrecimiento marcano, puesto que Lucas tiende a tratar favorablemente a los espectadores y podría estar corrigiendo la descripción ofrecida por Marcos.

En Juan hay solo un ofrecimiento: de vino agrio. Al final (19,29-30), inmediatamente antes de morir Jesús, "ellos" (¿los soldados?) ponen en un hisopo una esponja empapada en oxos y la acercan a los labios de Jesús; él lo toma. Claramente, esto es un paralelo del ofrecimiento de vino agrio en Marcos/Mateo.

Vemos, pues, que sólo en Marcos/Mateo se narra el ofrecimiento inicial de “oinos”, mientras que más tarde, o ya hacia el final de la crucifixión, los cuatro evangelios refieren el ofrecimiento de “oxos”, como hace el evangelio apócrifo de Pedro” («La muerte del Mesías», páginas 1,118 y 1,119).

Respecto a la posible duplicación del ofrecimiento de vinagre a Jesús en la tradición sinóptica (sólo Marcos y Mateo), Raymond E. Brow, plantea:

Aunque sobre toda esta cuestión no es posible la certeza, creo que la siguiente hipótesis es la que mejor explica la presencia de los ofrecimientos de vino en los evangelios. En la tradición primitiva había un solo ofrecimiento de vino corriente (o de vinagre, “oxos”), probablemente como elemento escarnecedor de Jesús sediento en la cruz. Esto se ha conservado en el único ofrecimiento de Juan y en el segundo de Marcos/Mateo. Fue probablemente el propio Marcos quien introdujo en el relato de la crucifixión el vino con una sustancia lenitiva, ofrecido frecuentemente a los reos en ese tipo de ejecuciones. La tendencia de Marcos a formar duplicados está bien atestiguada; aquí, la introducción creó un paralelismo inclusivo entre el comienzo y el final de la escena. Y lo que es más importante: permitió a Marcos señalar al lector el rechazo por Jesús de lo que podía evitarle el sufrimiento, mostrando así al final del drama la disposición de Jesús a beber la copa del sufrimiento que el Padre le había dado. Mateo, al adaptar Marcos, habiendo reconocido el eco de Salmo 69.22 en el segundo ofrecimiento, introdujo otro eco ("hiél") en el primero; así la crucifixión de Jesús cumplía las dos líneas de lo que el salmista había dicho sobre el sufrimiento del justo. En cuanto a Lucas, su único ofrecimiento (23.26) deriva de la descripción marcana del segundo (no de una tradición prelucana; su omisión del primer ofrecimiento de Marcos es un ejemplo de su tendencia a la simplificación, que lo lleva a prescindir de la duplicación marcana” («La muerte del Mesías», páginas 1, 122 y 1, 123).

Pasemos, pues, ahora, a el análisis comparativo de Juan 19.28 y la tradición sinóptica

1) En la tradición sinóptica (Marcos, Mateo y Lucas) el darle a Jesús vinagre a beber consiste en una forma de burla, después de que éste exclamó “Eloí, Eloí (Elí, Elí), ¿lemá sabactaní?”.

2) En la tradición sinóptica el darle a Jesús vinagre a beber, no tiene nada que ver con una exclamación de Jesús respecto de la sed que tenía. En otras palabras, en la tradición sinóptica no vemos a Jesús gritando o expresando que tuviera sed y que, en consecuencia, accediendo a su petición, los soldados le hubieren dado vinagre, aunque igualmente en forma de burla.

3) En la tradición sinóptica, a diferencia de Juan, no se afirma que el darle vinagre a Jesús tuviera que ver con cumplimiento alguno de la Escritura.

4) En Juan parece conectar el empleo del vinagre con la idea de presentar a Jesús como cordero pascual. Esta hipótesis se basa en que Juan, a diferencia de los sinópticos (sólo Marcos y Mateo, que hablan de “una caña”; habla más bien de “una esponja colocada en un hisopo”.

Consideremos ahora la explicación de Raymond E. Brown del uso del “hisopo” en Juan:

“Una solución mucho mejor es aceptar que Juan alude al hisopo bíblico, a pesar de que la poca consistencia de esa planta hace muy improbable la referencia. Al comentar los ofrecimientos de vino a Jesús en Marcos/Mateo, vimos que, con el primero, Mateo subrayó el componente bíblico (posiblemente implícito en Marcos) cambiando el "vino con mirra" de Marcos 15.23 en "vino con mezclado con hiél" (Mateo 27.34), pese a la poca verosimilitud de esa mezcla, a fin de establecer una conexión con la primera parte de Sal 69.22, donde al justo doliente le dan “hiél” sus enemigos. Del mismo modo, aun siendo poco creíble el hisopo como soporte de la esponja, Juan pudo haber realizado un cambio en el ofrecimiento de vino con el mismo propósito de reflejar la Escritura.

La más famosa referencia al hisopo está en Éxodo 12.22, donde se prescribe un manojo de hisopo como instrumento para rociar con sangre del cordero pascual el dintel y las jambas de las casas israelitas. Esto es evocado en Hebreos 9.18-20 para describir cómo la muerte de Jesús ratificó una nueva alianza, recordando que Moisés empleó un hisopo para rociar al pueblo con sangre de animales, sellando así la antigua alianza. ¿Introdujo Juan el hisopo en el ofrecimiento de vino para mostrar a Jesús cumpliendo el papel asignado en la Escritura al cordero pascual? Otros pasajes que sugieren un papel de cordero para Jesús en el relato de la pasión joánico son 19.14, donde Jesús es juzgado a mediodía, precisamente la hora en que se iniciaba el sacrificio de los corderos para la Pascua en la zona del templo (cf. tomo I, p. 996), y 19.33, 36, donde el hecho de que a Jesús no le quiebren las piernas cumple la Escritura en lo tocante a Éxodo 12.10.

Probablemente, la referencia al hisopo de Juan 19.29 tiene como fin avisar a los lectores de una inclusión con la alusión de Juan Bautista a Jesús al comienzo del evangelio: "He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (1.29). De ser así, entonces Jesús, al originar el ofrecimiento de vino con su "Tengo sed", habría concluido la obra encomendada por el Padre y cumplido las Escrituras.

"Cuando, pues, hubo tomado el vino agrio, Jesús dijo: 'Está concluido” («La muerte del Mesías», páginas 1, 274 y 1, 275).

Conclusión: La forma en que el evangelio de Juan hace referencia al hecho de que Jesús exclamó que tenía sed (a diferencia de la tradición sinóptica), se explica muy bien en el contexto en que el evangelio de Juan - desde su particular teología, y desde el principio-, identifica a Jesús como “el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”, el cordero de Dios que estaba cumpliendo fielmente en la cruz su papel redentor.

Exhortación para el testimonio cristiano:

¿Es la sed la simple necesidad de agua? ¿No podría ser también una expresión figurada, una metáfora que implique necesidades vitales y urgentes del ser humano?

Efectivamente, pienso que sí. En la misma Biblia también encontramos y, precisamente en los labios del mismo Jesús, la expresión “sed de justicia” (Mateo 5.6)

Es posible, pues, no tener necesidad de agua en el sentido puramente físico, pero sí vivir en un contexto done impere la “sed”, como expresión de una serie de necesidades no satisfechas de aspectos esenciales para la adecuada calidad de vida del ser humano.

Que nos ayude Dios a ser instrumentos suyos en la búsqueda del establecimiento de un clima de verdadera justicia: Un clima donde el ser humano puede vivir en toda su amplitud, con todas sus implicaciones, el hecho de ser y existir con la dignidad que le aporta el haber sido creado a imagen de su hacedor.

¡Amén!

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