Aunque haya cosas y realidades difíciles de explicar, como el que no siempre logramos lo que nos propenso a pesar de haber empleado todas nuestras energías y estrategias; las palabras de Jesús no pueden entenderse como un llamado a la holgazanería o vagancia.
Una manera de ver la actitud positiva de Jesús hacia el trabajo es observando cómo adoptó la figura del trabajador (en distintos campos) para muchas de sus enseñanzas. Enseñanzas que nos a animan positivamente al trabajo, aunque en un contexto de fe y confianza en Dios. A manera de ilustración, consideremos los siguientes pasajes:
Mateo 13.24 “Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo”
Mateo 13.31 “Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo”
Mateo 13.44 “demás, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”
Mate 13.45 “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas”
Mateo 13.47 “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces”
Mate 20.1 “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña”
Marcos 4.3 “Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar”
Para concluir, quiero llamar la atención sobre dos ideas:
La primera es que, al escoger Jesús principalmente a sus doce discípulos, ninguno de ellos era vago u holgazán. Tampoco los escogió con limitaciones físicas para luego “curarlos” y finalmente asignarles alguna tarea. Obviamente, esto no implica el que la iglesia en su tarea misionera menosprecie a las personas discapacitadas, todo lo contrario; pero será ideal que personas igualmente discapacitadas puedan desarrollar un trabajo misionero y pastoral en esos contextos, por muchas razones que, por cierto, no voy a abordar ahora.
La segunda, que Jesús nunca utilizó la figura del vago como personaje con el cual podría establecer una comparación positiva y recomendable respecto del Reino de Dios.
Finalmente, cuado apeló a la figura del ladró, si bien para llamar la atención en lo concerniente a las expectativas que había que tener con relación a la venida del Hijo del hombre (Mateo 24.43: “Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa”); tenemos que admitir que si bien el robo no es recomendado por la Biblia, y que el ladrón tiene en la misma una imagen muy negativa; para los fines de este trabajo, hay que admitir que el ladrón, aunque en términos negativos, logró ser empleado por Jesús, a diferencia del vago u holgazán.
Después de todo, el robo es una actividad ilícita y repudiable, pero una actividad al fin. Activad que en la mayoría de los casos, supone una debida planificación y el tomarse sus riesgos. Lo penoso es que el vago no parece tomarse riesgo alguno, y aplicando la ley del mínimo esfuerzo, simplemente deja que las cosas pasen, y que de manera milagrosa, ocurran en su favor. Pero Jesús no nos invita a esto.
Tanto el ladrón como el holgazán son figuras detestables, pero por lo menos al ladrón sólo hay que darle otra dirección a la energía y el tiempo que dedica a sus fechorías (como recomienda Efesios 4.28), efectuando un cambio radical en sus valores; el problema con el vago y el holgazán es que estos no quieren aplicar energía alguna, y evitan muy bien todo tipo de fatiga, incluso la mínima deseable y productiva.
¡Hasta mañana si Dios nos lo permite!
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