«Quere» (leído) y «Ketib» (escrito) son dos términos (participios) arameos que usaron los masoretas para manejar algunas situaciones anómalas en el texto consonántico que habían recibido. Entonces, cuando ellos detectaban una forma errónea en el texto decidieron dejar intacto el texto recibido, colocaban un circulillo o asterisco encima de la errata (el «ketib», lo escrito), le añadían la vocal o vocales del «quere» (lo que debe ser leído), y colocaban al margen las consonantes de la palabra que entendían correcta.
Un ejemplo interesante lo encontramos en el Salmo 100.3. En el texto masorético encontramos una situación anómala que fue corregida por los masoretas. Resulta que en este versículo el texto hebreo tiene la expresión “vl’” correspondiente a las consonantes hebreas va, lamed, alef, obviamente, sin vocales (que consiste en la partícula negativa “no”). La solución masorética fue colocarle la “jolen” (una “o”) al «ketib», y colocaron al margen las consonante “vav” (conjunción “y”), “lamed” y “vav”, sugiriendo, en consecuencia, la lectura “y somos de él, somos suyos”.
Por eso la traducción que demanda el texto hebreo, a la luz de la corrección masorética es: “Sepan que el Señor es Dios, y él nos hizo, y somos suyos, pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”.
Ahora bien ocurre que la Septuaginta no refleja esta corrección masorética y traduce usando el negativo (el “ketid” corregido por los masoretas), lo que vino a producir la traducción “Conozcan que el Señor, él es Dios, él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos, pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”.
Notemos cómo esta lectura y traducción de la Septuaginta es reflejada por algunas versiones de la Biblia.
1) Reina Valera 1909 “Reconoced que Jehová él es Dios: El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. ”
2) Reina Valera 1977 “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.”
3) Reina Valera 1995 “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.”
4) La Biblia de las Américas “Sabed que Él, el Señor es Dios; Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.”
5) La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras “Sepan que Jehová es Dios. Es Él quien nos ha ahecho, y no nosotros mismos. [Somos] su pueblo, y las ovejas de su apacentamiento.”
6) En esta misma línea traduce la llamad Biblia Peshita en español.
Consideremos ahora algunas versiones que sí siguen la corrección masorética:
1) La Biblia hebreo-español “Sabed que el Eterno es Dios. El que nos hizo, y nosotros somos suyos. Su pueblo, y el rebaño de su dehesa”
2) La versión popular Dios Habla Hoy “Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo y somos suyos; ¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!”
3) Y en esta misma línea traducen la Nueva Versión Internacional, la Biblia de Jerusalén, la Nueva Biblia Española, la Biblia del Peregrino, la Sagrada Biblia traducción de la Vulgata Latina, la Biblia de Jerusalén latinoamericana, la Nueva Traducción Viviente (Biblia vida abundante), Sagrada Biblia Cantera-Iglesias, etc.
El llamado “quere” perpetuo
Consiste en una corrección tan frecuente que, por su frecuencia no lleva circulillo ni nota a margen. Su corrección se indica con la sola colocación de las vocales sugeridas por los masoretas. El ejemplo más clásico de este tipo de corrección lo constituye precisamente la vocalización del tetragrama. La solución masorética fue la siguiente: 1) Cuando el tetragrama está sólo, aparece con la vocalización de “Adonay” (Señor), así “Yehváh” o “Yehováh”, para que se lea “Adonay” y se traduzca “Señor”. 2) Cuando el tetragrama va precedido de “Adonay”, entonces se vocaliza con las vocales de “Elohím” (Dios), así “Yehvíh” o “Yehovíh” para que se lea “Elohím”, y se traduzca “Dios”. Esta vocalización del tetragrama, cuando va precedido de “Adonay” explica la traducción “Señor Dios”. 3) Cuando el tetragrama va seguido de “Elohím”, entonces vuelve a ser vocalizado con las vocales de “Adonay”, para que se lea igualmente “Adonay”, así “Yehváh” o “Yehováh” y se traduzca “Señor”. Esta vocalización del tetragrama cuando va seguido de la palabra “Elohím” explica la traducción “Señor Dios”.
Siguiendo, entonces, la evidencia de la Septuaginta y el Texto Masorético, concluimos que lo más correcto no es transliterar el tetragrama, sino traducirlo. Y esta es precisamente la opción que han adoptado las versiones modernas de la Biblia que no tienen ningunas de las transliteraciones conocidas (YHWH, YHVH, Jehová, Jehováh, Yahvé, Yavé, Yahveh, YAHWEH).
La traducción del tetragrama en los targúmenes (targumím)
Targumín es la forma hebrea y aramea plural de la palabra de origen arameo targúm, y que significa “traducción”. La expresión “targúmenes” es una expresión plural castellanizada.
Se reconoce que el arameo se había convertido en una lengua internacional y dominante en Siria y Palestina, bajo el dominio de Babilonia y Persia (se ubica el imperio caldeo o neobabilónico entre el 626 al 559 a.C. y el imperio Persa del 559 al 339 a.C. a.C.). En esta situación, el pueblo hebreo asimiló el arameo como lengua común, situación que prevalecía aún en los tiempos de Jesús. Pero como los libros sagrados habían sido escritos en hebreo, se fue haciendo necesaria su traducción al arameo. De todos modos, las traducciones al arameo preceden y suceden a la sinagoga, que surge alrededor del siglo III a.C. Hoy existen targúmenes prácticamente de todo el AT con excepción de Esdras, Nehemías y Daniel.
Si bien la traducción del hebreo al arameo al principio fue oral, lo cierto es que los targúmenes (targumím) llegaron a tener una expresión escrita, principalmente para su uso en la sinagoga, aunque luego su uso se extendió hacia fuera del contexto de la sinagoga. Se afirma que para el siglo I, E.C. hay suficientes testimonios de la existencia y uso de tales traducciones en las sinagogas. Una característica esencial de los targúmenes es que constituían un tipo de traducción con tendencia a la paráfrasis.
El uso del tetragrama en los targúmenes
Podemos decir que los targúmenes siguen la tendencia del texto masorético en cuanto a la vocalización y lectura del tetragrama. Esta hecho se hace evidente en su actitud frente a la expresión “Adonay YeHViH” (o “Adonay Yehovíh”). La tendencia de los targúmenes es cambiarla por el sintagma “Adonay Elohim”, a fin de evitar el pleonasmo o tautología “Adonay Adonay” (“Señor señor”).
En conclusión, la formula targúmica “Adonay Elohím” (Señor Dios”), cuando el texto masorético tiene al sintagma “Adonay Yehvíh” (o “Adonay Yehovíh”), igualmente “Señor Dios”, concuerda, por un lado, con la vocalización masorética y, por otro lado, confirma la lectura que por lo general hizo la Septuaginta del tetragrama, cuando aparece solo y en las combinaciones analizadas.
El manejo targúmico del tetragrama es una evidencia más en contra de cualquier transliteración del tetragrama en cualquiera de sus formas conocidas, incluyendo el nombre “Jehová”, que no es propiamente un nombre, sino una transliteración. Transliteración innecesaria e ilegítima a la luz del texto masorético, la Septuaginta y los targúmenes.
El uso y manejo del tetragrama en las traducciones modernas de la
Biblia
A) La traducción del tetragrama en la Biblia hebreo-español: Esta versión hecha en Israel generalmente traduce el tetragrama como “el Eterno”.
B) La traducción del tetragrama en las versiones de la Biblia realizadas mediante
la equivalencia formal (literales): No lo traducen, más bien lo transliteran, originando las formas YHWH, YHVH, Jehová, Jehováh, Yahvé, Yavé, Yahveh, YAHWEH. Un ejemplo de una versión cristiana de la Biblia que ha optado por no colocarle vocales al tetragrama es la llamada “Biblia textual”, que lo translitera simplemente como “YHWH”.
C) La traducción de tetragrama en las versiones de la Biblia realizadas mediante la equivalencia dinámica (no literales): Señor, Señor Dios. Lo traducen, no lo transliteran.
Una observación sobre la traducción de Diego Ascunce y la postura que asume frente al tetragrama
1) Cuando el tetragrama aparece solo
Cuando el tetragrama está solo (pero con la vocalización masorética “Yehváh” o “Yehováh”), no lo traduce, sino que lo translitera, alejándose del testimonio ofrecido por la lectura y vocalización masorética, la lectura y traducción de la Septuaginta y los targúmenes. Creo que tres ejemplos bastarán.
Génesis 15.2 “Algún tiempo después la palabra de YAHWEH vino a Avram en una visión, diciendo: "No temas, Avram. Yo te escudo; tu recompensa será muy grande.”
Éxodo 20.11 “Porque en seis días YHVH hizo el cielo y la tierra, el mar y todo en ellos; pero en el séptimo día El descansó. Por esta razón YHVH bendijo el día, Shabbat, y lo apartó para El mismo.”
Una observación especial: en este pasaje encontramos una curiosa situación. Resulta que la traducción de Diego Ascunce, en Éxodo 20.11 no translitera ni traduce el tetragrama, lo que más bien hace es poner en la traducción las cuatro constantes hebreas, así de sencillo, y sin vocalización alguna. No las pude colocar aquí pues el formato no me lo permite.
Ezequiel 27.1 “La palabra de YAHWEH vino a mí.”
2) Cuando el tetragrama va sucedido de “Elohím”
Cuando el tetragrama aparece en la combinación masorética “Yehváh Elohím” o “Yehováh Elohím”, la traducción de Ascunce realmente no traduce ninguna de las dos palabras de la combinación, sino que más bien las translitera, originando el sintagma “YAHWEH Elohim”. Un ejemplo claro de esta postura lo observamos en Génesis capítulo 2, todas la veces en que dicho pasaje el texto masorético tiene a “Yehváh Elohím” o “Yehováh Elohím”, la Septuaginta a “jo theós” o a “Kúrios jo theós”, y la Reina Valera de 1960 “Jehová Dios”.
3) Cuando el tetragrama va precedido de “Adonay”
Cuando el tetragrama aparece en la combinación masorética “Adonay Yehvíh” o “Adonay Yehovíh”, la traducción de Ascunce asume una postura ambivalente. Por un lado, insiste en transliterar el tetragrama en la forma preferida por éste (YAHWEH); y por otro lado, confirma la vocalización y lectura masorética, así como la lectura y traducción de la Septuaginta y los targúmenes.
Para ilustrar este caso, voy a considerar sólo ocho casos: Génesis 15.2; Deuteronomio 3.24; Josué 7.7; Jueces 16.28; 1 Reyes 2.26; Ezequiel 11.8; Amós 7.5 y 6.
Génesis 15.2 “2 Avram respondió: "YAHWEH Elohim ¿de qué me sirven tus dones a mí si permanezco sin hijo, pero el hijo de Mazer la esclava nacida en mi casa, éste Eliezer de Dammesek hereda mis posesiones?”
Deuteronomio 3.24 “24 'YAHWEH Elohim, Tú has comenzado a revelar tu grandeza a tu siervo, y tu brazo fuerte – porque ¿qué otro dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer las obras y los hechos grandiosos que Tú puedes hacer?”
Josué 7.7 “7 Yahoshúa dijo: "¡Oh YAHWEH! ¡Elohim! ¿Por qué te tomaste el trabajo de traer a este pueblo por medio del Yarden si no ibas a entregar a los Emori y hacernos perecer? ¡Debimos haber estado satisfechos con vivir en el otro lado del Yarden!”
Jueces 16.28 “28 Shimshon clamó a YAHWEH: "YAHWEH Elohim, sólo esta vez, por favor, piensa en mí, y por favor, dame fuerza, para tomar venganza sobre los Plishtim por mis dos ojos."”
1 Reyes 2.26 “26 A Evyatar el kohen el rey dijo: "Tú ve a Anatot, a tus propios campos. Tú mereces morir; pero no te pondré a muerte ahora mismo, puesto que tú sí llevaste el Arca de YAHWEH Elohim delante de David mi padre, y sufriste junto con mi padre en todo lo que él sufrió.”
Ezequiel 11.8 “Ustedes le temen a la espada, pero Yo traeré la espada sobre ustedes," dice YAHWEH.”
Amós 7.5 “Pero yo dije: "¡YAHWEH Elohim, detente – por favor! ¿Cómo sobrevivirá el insignificante Ya'akov?"
Amós 7.6 “YAHWEH cambió su manera de pensar acerca de esto. "Esto tampoco sucederá," dijo YAHWEH Elohim.”
Después de considerar estos ochos ejemplos se hace evidente que la traducción de Diego Ascunce, en primer lugar, insiste en transliterar el tetragrama; y en segundo lugar, confirma la vocalización y lectura masorética (el ya explicado “quere perpetuo”) cuando lee el hebreo “Yehvíh” o “Yehovíh”, como “Elohím”.
¿El nombre (más bien, la transliteración) “Jehová” en el NT?
Es cierto que lingüísticamente el griego no tiene todos los elementos que permitan hacer una transliteración que refleje fonéticamente el tetragrama de manera perfecta aun con las vocales, según lo encontramos en el texto masorético. Pero sí es comprensible a la luz, y hasta justificable, el uso del nombre Jehová (transliteración, no traducción), o la traducción del tetragrama en el NT, si consideramos ciertos factores.
En primer lugar, que el tetragrama viene a ser en el AT el nombre sagrado y propio del Dios de Israel, mientras que Elohim es un nombre tan común, que podemos encontrarlo haciendo referencia tanto al dios bíblico (Génesis 1.1), como a otros dioses, por ejemplo, a dioses cananeos (1 Reyes 18.24).
En segundo lugar, que tanto en Génesis 1.1 como en 1 Reyes 18.24, igual que el hebreo que usó la misma palabra, la Septuaginta también usó una sola palabra, “theós” (Dios, dios).
En tercer lugar, mientras que la Septuaginta usó la palabra “kúrios” (Señor) para traducir regularmente (no siempre) el tetragrama, no importando su vocalización (YHVH=Kúrios). El NT usa a “Kúrios” (Señor) preponderantemente para hacer referencia a Jesucristo (aunque también se usa para referir al Dios Padre en la nomenclatura cristiana, (el YHVH del AT); pero el NT usa a theós (el Elohim del AT) primordialmente para hacer referencia al Dios padre, el YHVH-kúrios del AT (compárese Mateo 4.3, 10; Mateo 3.16; Romanos 8.14).
Pues bien, si exegéticamente llegamos a la conclusión de que la palabra “kúrios” hace referencia específicamente al Dios Padre (el YHVH o YHWH del AT) en un determinado pasaje del NT, pienso que no sería ilegítimo seguir el ejemplo de la Septuaginta al traducir el tetragrama con “kúrios” (Señor), “kúrios = YHVH o YHWH.
Lo mismo se podría aplicar respecto al uso de la palabra “theós” en el Nuevo Testamento para referir al Dios del Antiguo Testamento, del Tanaj, o sea, YHVH o YHWH. Resulta que por lo general la Septuaginta tradujo a “Elohím” (Dios, dios) por “Theós” (Dios, dios), aunque en algunos casos también al tetragrama. En consecuencia, no debería ser un problema el que en el NT se pudiera usar alguna transliteración del tetragrama (aunque insisto en que lo ideal es traducirlo) cuando exegéticamente se llegue a la conclusión de que la palabra “Theós” (Dios) está haciendo referencia al YHVH o YHWV del AT o Tanaj.
Para ilustrar lo que digo voy a considerar solamente cuatro casos, dos con respecto a “Theós”, e igualmente dos con respecto a “Kúrios”.
1) Mateo 15.31 “…De manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.”
Observemos la traducción de este pasaje que hacen dos versiones judío-mesiánicas: “La gente se asombraba cuando veía que los mudos hablaban, los paralíticos eran curados, los cojos caminaban y los ciegos recobraban la vista; entonces pronunciaron una berajah al Elohim de Israel.” (Versión Judío mesiánica de la Biblia)
“… De manera que todos se asombraban viendo a los mudos hablando, los ciegos viendo, los cojos saltando y los lisiados restaurándose. ¡Y le daban la gloria al Eterno! ” (Código Real del Nuevo Testamento)
2) Juan 14.1 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”
Observemos también la traducción de este pasaje en las dos citadas versiones judío-mesiánicas:
“No se dejen turbar. Confíen en YAHWEH, y confíen también en mí.” (Versión Judío mesiánica de la Biblia)
“No se turbe vuestro corazón; tenéis emunah en Elohim, tenedla también en mí.” (Código Real del Nuevo Testamento)
3) Mateo 1.20 “20Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.”
Observemos la traducción de este pasaje en las dos citadas versiones judío-mesiánicas:
“Pero mientras él pensaba esto, un ángel de YAHWEH se le apareció en un sueño, y dijo: "Yosef, hijo de David, no tengas temor de llevarte a Miryam a tu casa como tu esposa; porque lo que ha sido concebido en ella, del Ruaj HaKodesh es.” (Versión Judío mesiánica de la Biblia)
“Mientras pensaba cómo hacerlo apropiadamente, se durmió y mientras dormía, he aquí un mensajero del Eterno se le apareció en visión diciéndole: Yosef ben David, no temas recibir a Miriam como tu mujer, porque su embarazo ha sido causado por una palabra profética de la Ruaj HaKodesh.” (Código Real del Nuevo Testamento)
Por su parte, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (la de los Testigos Jehová) tiene aquí a “Jehová”, cito: «Pero después de haber reflexionado acerca de estas cosas, ¡mire!, el ángel de Jehová se le apareció en un sueño, y le dijo: “José, hijo de David, no tengas miedo de llevar a María tu esposa a casa, porque lo que ha sido engendrado en ella es por espíritu santo».
4) Marcos 11.9 “9Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
Observemos igualmente la traducción de este pasaje en las dos versiones judío- mesiánicas ya citadas.
“Tanto los que iban delante, como los que seguían detrás gritaban: "¡Hoshianah!" "¡Bendito es El que viene en Nombre de YAHWEH!" (Versión Judío mesiánica de la Biblia)
“Y tanto los que iban delante como los que le seguían detrás, gritaban con fuerza: "Hoshian-ná" y "Baruj Habá BeShem HaShem." (Código Real del Nuevo Testamento)
También aquí la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (la de los Testigos Jehová) tiene a “Jehová”, cito: «Y los que iban delante y los que venían detrás clamaban “¡Salva, rogamos!” ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!»
A manera de evaluación lo que digo es que el empleo de cualquier transliteración del tetragrama en el Nuevo Testamento (YHWH, YHVH, Jehová, Jehováh, Yahvé, Yavé, Yahveh, YAHWEH) es comprensible, pero ilegítima a la vez, a la luz de la lectura y vocalización que le dieron los masoretas al tetragrama en el AT hebreo o Tanaj; lectura y vocalización que explica la lectura y traducción de la Septuaginta y de los targúmenes del mismo tetragrama.
La combinación “Adonay Yehvíh” en la traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras
Para ilustrar cómo esta versión de la Biblia, la de los Testigos de Jehová, tradujo la combinación “Adonay Yehvíh” (Señor Dios), voy a considerar por lo menos ocho casos representativos: Génesis 15.2; Deuteronomio 3.24; Josué 7.7; Jueces 16.28; 1 Reyes 2.26; Ezequiel 11.8; Amós 7.5 y 6. En estos ocho casos, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras tradujo el sintagma “Adonay Yehvíh” por “Señor Soberano Jehová.”
A manera de evaluación sólo diré que con este tipo de traducción, la versión en cuestión demuestra una vez más su inconsistencia frente al texto masorético (la primera consiste en la manera de transliterar el tetragrama cuando está solo), la Septuaginta y la de los targúmenes. Obviamente, para el movimiento o comunidad de los Testigos de Jehová este es un asunto crucial, y de difícil abordaje, pues constituyen el único movimiento cristiano que ha atado su identificación propia y particular a la transliteración “Jehová”.
Por otro lado, no pueden los Testigos de Jehová argumentar nada respecto a los hallazgos de los manuscritos de Qumrán 1947, pues los más que tenemos allí es la presencia del tetragrama, sin vocalización alguna; y lo cierto es que las distintas transliteraciones del tetragrama, incluyendo a “Jehová”, sólo se explican a la luz de la vocalización masorética. Y no podemos olvidar que los manuscritos encontrados en Qumrán son muy anteriores a la época masorética.
Breve crítica y evaluación de la postura de Eugenio Danyans sobre la traducción de los Testigos de Jehová en su libro, «Proceso a la Biblia de los testigos de Jehová», publicada por la editorial CLIE, año 1971.
Me parece inadecuada la crítica que hace Eugenio Danyans de la Biblia hecha por los Testigos de Jehová, en lo relativo al uso del nombre Jehová (más bien, transliteración) en el NT. La crítica principal a la que reacciono aquí la expresa el mismo Eugenio Danyans en la frase: “Sustituyen el nombre Señor por Jehová para despojar a Cristo de su Señorío”. Y cuando también afirma: “Está más que demostrado que los «Testigos de Jehová» son expertos en falsificaciones bíblicas” (páginas 68 y 69).
El problema para mí es mayor cuando Eugenio Danyans escoge un pasaje donde parece que hay que profundizar más para descalificar tal traducción por el mal manejo de la palabra “kúrios” (Señor) en Romanos 14. 1-14. Ahora, ¿por qué no consideró Eugenio Danyans unos pasajes como Mateo 22.44; Marcos 12.36; Lucas 20.42? Posiblemente porque en tales pasajes, a la luz de los factores que he venido mencionando, es comprensible (si bien no recomendable) el uso de “Jehová”.
Creo que es correcto criticar cualquier manipulación por parte de los Testigos de Jehová, cuando un pasaje del NT use la palabra “kúrios” (Señor) para hacer referencia a Jesucristo, y que ellos traduzcan por Jehová (referencia sólo al Padre, en una nomenclatura cristiana).
Sin embargo, el uso del nombre (transliteración) “Jehová” en el NT es aceptable si exegéticamente (aunque no recomendable) llegamos a la conclusión de que en un determinado pasaje del NT la palabra griega “kúrios” (Señor) -incluso la palabra “Theós” (Dios)- hace referencia al tetragrama del AT (Kúrios=YHVH, YHWH); recordemos que en la Septuaginta, la relación predominante es: YHVH o YHWH=Kúrios).
Evaluación de la postura de Edesio Sánchez con relación al manejo del tetragrama en la serie Reina Valera
En un artículo de su autoría, Edesio Sánchez explica de manera brillante y acertada el origen de las distintas variantes que muestran las versiones de la Biblia en la traducción del tetragrama hebreo. Pero al final, concluye que en cuanto a la serie Reina Valera, se debiera mantener el uso de “Jehová” para respetar dicha tradición. Personalmente, puedo decir que comprendo, pero no comparto esta postura, pues considero que toda versión de la Biblia puede ser mejorada cuando el desarrollo de las ciencias bíblicas, de la lingüística y las teorías de la traducción permitan un mejor abordaje de ciertos aspectos.
Por ejemplo, cuando se realizó la revisión de la Reina Valera de 1909, que originó la llamada Reina Valera de 1960, se publicó un folletito que explicaba las decisiones que tomó el comité editorial y sus razones en cuanto al tratamiento de algunos asuntos específicos. Uno de estos fue la opción de traducir “día de reposo” y no “sábado”. Se dieron varios argumentos para justificar tal decisión, sin embargo, algo interesante ocurrió al llegar a la Reina Valera de 1995, pues en esta revisión se optó por traducir “sábado” y no “día de reposo”. Al fin y al cabo, la Reina Valera de 1960 estaba plagada de asteriscos, llamando la atención del lector, con una nota que le explicaba la equivalencia entre la expresión “día de reposo” y “sábado”.
Finalmente, es oportuno decir que el biblista Edesio Sánchez defiende que se mantenga el nombre (transliteración) “Jehová” en toda revisión que sea el producto de la Reina Valera porque este nombre es propio de ella, y por respeto a dicha tradición. Sin embargo, uno se pregunta, sin perder de vista el hecho de que cada versión de la Biblia se hace para un público específico, ¿Qué cosas se pueden consideran propias de una versión de la Biblia? ¿No es cierto que toda versión de la Biblia es hija de su tiempo, con todo lo que esto implica y supone? ¿No sería legítimo realizar la revisión de una determinada versión de la Biblia que suponga ciertos giros y que se adopten algunas posturas nuevas en algunos aspectos específicos, incluyendo el público al que se dirige?
El ejemplo más notable de un cambio de dirección en la tradición Reina-Valera con relación a la traducción del tetragrama lo constituye versión Reina Valera Actualizada, realizada por Editorial Mundo Hispano. Para la edición del año 2006, los editores explican que tomaron la decisión de no traducir “Jehová” (que es realmente una transliteración del tetragrama), como lo habían hecho originalmente para el año 1989. A partir de la edición del año 2006, la versión Reina Valera Actualizada adopta al respecto la postura de la Versión Popular Dios Habla Hoy, y de la Nueva Versión Internacional, traduciendo “Señor”, y así sucesivamente en las combinaciones analizadas.
Conclusiones:
1) El texto hebreo del AT o Tanaj se transmitió por varios siglos sin vocales, sólo con caracteres consonánticos.
2) El texto hebreo del AT o Tanaj, no recibió la forma en que actualmente lo conocemos sino hasta después del siglo VI de nuestra era.
3) Los manuscritos encontrados en los alrededores del Mar Muerto (los manuscritos de Qumrán de 1947), son anteriores a la época masorética en más de quinientos años.
4) Fueron los masoretas los escribas que inventaron los signos gráficos para representar las vocales y acentos en el texto consonántico que habían recibido y que se había estandarizado para el primer siglo de nuestra era.
5) No hay testimonio en Qumrán de manuscritos vocalizados, pues los encontrados se copiaron con anterioridad a la época de los masoretas.
6) No hay en Qumrán evidencia de ninguna de las transliteraciones vocalizadas del tetragrama (incluyendo a “Jehová”), pues estas sólo se explican a la luz de la vocalización masorética del texto consonántico.
7) El texto masorético que hoy reproducen prácticamente todas las ediciones modernas de la Biblia hebrea, no fue el único tipo de texto que existió, sino el único que sobrevivió.
8) Los hallazgos en Qumrán vienen a confirmar que la Septuaginta en muchos casos tuvo como texto fuente un original texto hebreo distinto al texto masorético.
9) Antes de 1937 el que podría llamarse “textus receptus” de la Biblia hebrea, fue el texto de la segunda edición de la llamada «Biblia rabínica». Esta fue publicada por Daniel Bomberg entre los años 1524 y 1525, bajo la dirección de Ben Hayyim (Jacob ben Chayim).
10) A partir del año 1937, con la tercera edición de la Biblia Hebrea de Kittel (BHK), el texto base de la Biblia hebrea pasó a ser el códice o manuscrito B19a de Leningrado.
11) El manuscrito B19a de Leningrado, es el códice completo más antiguo. Según consta en su colofón es de los años 1008-1009. Este manuscrito pertenece a la tradición tiberiense o tiberiana. Se encuentra en la Biblioteca nacional de Rusia, en San Petersburgo. Su importancia radica en que es el más antiguo manuscrito conocido de la Biblia hebrea completa, basado en la tradición Ben Asher.
12) Las distintas formas de emplear el tetragrama (las cuatro consonantes hebreas del nombre propio de Dios), tienen dos razones básicas. La primera: hay versiones de la Biblia que no han traducido el tetragrama, sino que lo han transliterado. En segundo lugar: hay versiones de la Biblia que no han transliterado el tetragrama, sino que lo han traducido.
13) Las versiones de la Biblia que no traducen el tetragrama sino que más bien lo
transliteran, son las que tienen una de las siguientes variantes: Jehová, Jehováh,
Yahvé, Yavé, Yahveh y Yahweh, YHVH, YHWH.
14) La vocalización y lectura que muestra el tetragrama en la Biblia hebrea o Tanaj, constituye un «quere perpetuo», una forma de indicar su lectura y traducción. Esta recomendación masorética pone en serio cuestionamiento las distintas transliteraciones que se emplean hoy en las traducciones de la Biblia, incluyendo la muy popular, “Jehová”.
15) Las versiones que traducen el tetragrama siguiendo la tradición masorética, no
usan la transliteración “Jehová” ni ninguna de sus variantes. Dichas versiones traducen el tetragrama por “Señor”. Y en la misma línea, la expresión “Jehová Dios” y “Señor Jehová” son traducidas como “Señor Dios”, “Señor y Dios”, “Dios el Señor”, etc.
16) La traducción de Diego Ascunce se ajusta a la vocalización y lectura masorética del tetragrama, cuando decide traducir el sintagma “Adonay Yehvíh” o “Adonay Yehovih” por “YAHWEH Elohím”.
17) Consideramos que la mejor opción es, siguiendo la tradición masorética, la Septuaginta, y en parte a los targúmenes, leer el tetragrama por “Adonay” y traducirlo por “Kúrios” (Señor), evitando cualquier transliteración.
18) «Jehová» no es una traducción, sino una transliteración.
19) La traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (la de los Testigos de Jehová) no es consistente en su lectura, interpretación y traducción del tetragrama. Esto así, pues, mientras que de la vocalización “Yehváh” o “Yehováh” pretende justificar el nombre (mas bien la transliteración) “Jehová”; en cambio de la vocalización igualmente masorética “Yehvíh” o “Yehovíh” no extrae el nombre “Jehoví”.
20) La transliteración “Jehová” es comprensible, y puede ser aceptado en el NT, aunque no recomendable, cuando exegéticamente se llegue a la conclusión de que en determinados pasajes del NT la palabra griega “kúrios” (Señor)- incluso “Theós” (Dios)- hace referencia específicamente al Dios del AT o Tanaj (NT: Kúrios=YHVH o YHWH), puesto que en el AT o Tanaj, YHVH o YHWH= Kúrios.
21) Si bien es comprensible el uso de alguna forma de transliteración del tetragrama en el Nuevo Testamento, lo cierto es que es tan cuestionable el empleo de “Jehová” en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, así como la transliteración “YAHWEH” (y otras equivalentes) en algunas versiones judío-mesiánicas del NT.
22) Una vez comprendido el proceso que ha originado las distintas transliteraciones del tetragrama que encontramos en las versiones de la Biblia, podemos y debemos estar abiertos para leer sin prejuicios una versión de la Biblia, sin importar la forma en que haya reflejado el tetragrama.
Recomendaciones:
1) Dado que ninguna versión de la Biblia es perfecta, acerquemos y leamos sin prejuicios toda versión de la Biblia. Las versiones de la Biblia son maneras adecuadas (no perfectas) por medio de las cuales tenemos acceso a los escritos sagrados para los que estamos dentro de la tradición judeocristiana.
2) Procuremos tener y consultar habitualmente varias versiones de la Biblia. Puede ser que una versión de la Biblia sea mejor que otras en varios casos, textualmente y estilísticamente hablando, pero no exhibir ese logro en otros casos o aspectos. Además, mediante el análisis comparativo de versiones podemos tener una idea más clara de la problemática y de las distintas lecturas alternativas de un pasaje.
3) Recomendamos también tratar de identificar el público al que está dirigida una determinada versión de la Biblia. De esto podemos informarnos generalmente en la introducción que ofrecen los editores de la misma.
4) Finalmente, aconsejamos valorar y reconocer los aportes que una versión de la Biblia puede hacer al trabajo misionero, y a la vida diaria de la comunidad de fe.
Bibliografía:
1) Artola, Antonio M. y Sánchez Caro, José Manuel, editores. (1992). Biblia y palabra de Dios. España: Editorial Verbo Divino.
2) Bruce, F.F. (2002). El canon de las escrituras. España: Editorial Clie.
3) Chávez, Moisés. (1992). Diccionario de hebreo bíblico. USA: Editorial
Mundo Hispano.
4) Chávez, Moisés (1991). Hebreo bíblico, texto programado. USA: Editorial Mundo Hispano.
5) Jenni, Ernst, y Westermann, Claus, editores. (1978). Diccionario teológico manual del AT. España: Ediciones Cristiandad.
6) Lightfoot, Neil R. (2006). Comprendamos cómo se formó la Biblia. USA: Editorial Mundo Hispano.
7) Maier, Johann y Schafer, Peter. (1996). Diccionario del judaísmo. España: Editorial Verbo Divino.
8) María Vian, Giovanni (2006). La biblioteca de Dios, historia de los textos cristianos. España: Ediciones Cristiandad.
9) Martín Contreras, Elvira y Guadalupe Seijas de los Ríos-Zarzosa. (2010). Masora, la transmisión de la Biblia hebrea. España: Editorial Verbo Divino.
10) Paul, André. (2008). La Biblia y occidente, de la biblioteca de Alejandría a la cultura europea. España: Editorial verbo Divino.
11) Pérez, Miguel y Trebolle, Julio. (2006). Historia de la Biblia. España: Editorial Trotta.
12) Piñero, Antonio y Dimas Fernández Galiano (editores). (1994): Los Manuscritos del Mar Muerto, Balance de hallazgos y de cuarenta años de estudio. España: Ediciones el Almendro.
13) Sánchez Caro, José Manuel, coordinador (1999). La Biblia en su entorno. España: Editorial Verbo Divino.
14) Schokel, Luís Alonso. (1994). Diccionario bíblico hebreo – español. España: Editorial Trotta.
15) Simian Yofre, Horacio (editor). (2001). Metodología del Antiguo Testamento. España: Ediciones Sígueme.
¡Hasta aquí nos ayudo el Señor!
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