En consecuencia, se establecen ciertas diferencias entre el llamado “amor ágape”, el “amor de Dios”, el verdadero amor, y el sentimiento que generalmente señalamos con la palabra “querer”. Es más, este tipo de distinción se ha hecho en repetidas ocasiones en canciones románticas donde se afirma que “querer” y “amar” no es lo mismo.
Pero, ¿será verdad que la terminología bíblica traza de forma tan marcada las diferencias entre estos tipos de sentimientos? ¿Será cierto que en la Biblia la palabra “ágape” sólo apunta al “amor de Dios”? ¿Será cierto que la palabra “ágape” no se usa en contextos que involucran un interés físico y sexual? ¿Será cierto que la palabra “ágape”, usada en contextos donde se asocia a acciones puramente humanas, es siempre como una expresión del amor “ágape”, el “amor” como “fruto del Espíritu Santo?
Ahora bien, a fin de aclarar bien toda esta cuestión, o por lo menos constatar cómo se aborda en la Biblia, pasemos a considerar la terminología bíblica al respecto. El procedimiento será el siguiente: en primer lugar constataremos el uso en la Biblia de los principales términos relacionados con esta temática, evitando toda definición reduccionista; en segundo lugar, procurar explicar su uso, más que definir dichos términos, a la luz de los textos bíblicos que nos sirvan de testigos. Luego, a la luz de las evidencias que aporte nuestra investigación textual, pasaremos a puntualizar algunas conclusiones relevantes.
I) El verbo “agapáo” en el NT
Según el Nuevo Léxico Griego – español del NT por Jorge Fitch Mckibben (Casa Bautista de Publicaciones, 1985), el verbo “agapáo” se encuentra en el NT en ciento cuarenta y tres (143) ocasiones. Como punto de partida consideremos lo que dice el Diccionario Vine sobre este verbo: “«gapáo» y el correspondiente nombre «agápe» constituyen la palabra característica del cristianismo, y ya que el Espíritu de la revelación la ha usado para expresar ideas previamente desconocidas.”
Unos textos claves para este trabajo son los siguientes:
Juan 3.16 “Porque de tal manera amó (“egápesen”) Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
1 Juan 4.19 “Nosotros le amamos (“agapómen”) a él, porque él nos amó (“egápesen”) primero.”
1 Juan 5.2 “En esto conocemos que amamos (“agapómen”) a los hijos de Dios, cuando amamos (“agapómen”) a Dios, y guardamos sus mandamientos.”
Pasemos ahora a considerar algunos pasajes donde por la concepción popular que se tiene del verbo “agapáo”, mucha gente no esperaría encontrarlo.
Lucas 11.43 “¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis (“agapáte”) las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.”
Juan 3.19 “19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron (“egápesan”) más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”
2 Timoteo 4.10 “Porque Demas me ha desamparado, amando (“agapésas”) este mundo, y se ha ido a Tesalónica.”
II) El uso del sustantivo “agápe” en el NT
La palabra “ágape” (esdrújula) es una transliteración del sustantivo griego “agápe”, grave, derivado del verbo griego “agapáo.”
Según el Nuevo Léxico Griego –español del NT por Jorge Fitch Mckibben (Casa Bautista de Publicaciones, 1985), el sustantivo “agápe” se encuentra en el NT en ciento dieciséis (116) ocasiones.
Algunos ejemplos importantes para nuestro trabajo son:
1 Juan 4.8 “1 Juan 4.8 “El que no ama (“agapón”), no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (“agápe”).
Gálatas 5.22 “Mas el fruto del Espíritu es amor (“agápe”), gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.”
III) El uso del verbo “filéo” en el NT
Según el Nuevo Léxico Griego –español del NT por Jorge Fitch Mckibben (Casa Bautista de Publicaciones, 1985), el verbo “filéo” se encuentra en el NT sólo veinticinco veces (25). El verbo “filéo” por lo general señala un tipo de sentimiento no tan profundo como “agapáo”, y por eso en ciertos contextos se prefiere la traducirlo por “querer” y no por “amar”. No obstante, hay pasajes que demuestran un uso sinónimo de “filéo” y “agapáo”.
Algunos ejemplos importantes para nuestro trabajo son:
Mateo 6.5 “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman (“filúsin”) el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.”
Mateo 23.6 “Y aman (“filúnton”) los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas.”
Un uso peculiar del verbo “filéo” es cuando se emplea con la acepción de “besar” (sentido con que se usa todavía en el griego moderno):
Mateo 26.48 “Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare (“filéso”), ése es; prendedle.”
Marcos 14.44 “Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare (“filéso”), ése es; prendedle, y llevadle con seguridad.”
IV) Un caso muy especial: el uso de “agapáo” y “filéo” en el diálogo entre Jesús y Pedro en Juan 21.15-17
Leamos el texto en cuestión:
“5Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.”
Observemos ahora la traducción que hace del mismo pasaje la versión popular Dios Habla Hoy:
“15Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis corderos. 16Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. 17Por tercera vez le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó: —Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas.”
Al comparar estas dos versiones de un mismo pasaje, saltan a la vista algunas diferencias:
Lo primero es que la versión Reina Valera 1960 mantiene en todo el pasaje una misma traducción, empleando las formas del verbo “amar” tanto para cuando Jesús pregunta, como para cuando Pedro responde. En segundo lugar, la versión popular Dios habla Hoy establece una diferencia, empleando el verbo “amar” en las dos primeras preguntas de Jesús, pero el verbo querer en la tercera pregunta, verbo con el cual Pedo había respondido las dos primeras preguntas. La razón de esta diferencia está en que cada vez que la versión popular tradujo con una forma del verbo “querer” es porque en el texto griego no está “agapáo”, sino “filéo”.
Para destacar mejor lo que está ocurriendo en este pasaje, lo que voy a hacer es usar de nuevo la traducción de la versión popular, pero colocando entre paréntesis la transliteración de la forma verbal que se encuentra en el texto griego:
“15Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas (“agapás me”) más que estos? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero (“filó se”). Jesús le dijo: —Cuida de mis corderos. 16Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? (“agapás me”) Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero (“filó se”). Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. 17Por tercera vez le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? (“filéis me”) Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería (“filéis me”), le contestó: —Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero (“filó se”). Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas.”
Después de ver la forma en que la versión popular Dios Habla Hoy establece diferencia entre “filéo” y “agapáo”, cabe que nos preguntemos sobre la legitimidad de este procedimiento.
En mi opinión creo que ayudaría mucho analizar la forma en que el autor del evangelio de Juan emplea estos dos verbos en toda su obra.
El empleo que hace el autor de Juan de “agapáo” y “filéo” como perfectos sinónimos
Analizando el uso que el autor del cuarto evangelio hace de los dos verbos en cuestión, los resultados son los siguientes. Hay un promedio de treinta y nueve (39) formas verbales en el evangelio de Juan del verbo “amar”. De estas treintas y nueve (39) formas verbales, diez (10) corresponden al verbo “filéo”, y veintinueve (29) al verbo “agapáo”. Lo llamativo es que a pesar de esta diferencia abismal, resulta muy interesante ver la forma en que el autor del cuarto evangelio tiende a emplear a uno en lugar del otro, como sinónimo, en ciertos contextos, después de haber señalado la misma idea pero con el otro.
Un aspecto interesante en Juan, respecto al empleo del verbo “filéo”, a pesar de la pocas veces que lo utiliza su autor (unas diez veces), es su uso como un sinónimo perfecto de “agapáo.” Consideremos los siguientes ejemplos:
1) La idea expresada por el autor en Juan 5.20, con “filéo” (que el Padre ama al Hijo); es expresada por igual con “agapáo” en: Juan 3.35; 10.17; 15.9; 17.23, 24.
2) La idea expresada por el autor en Juan 11.3 y 36, con “filéo” (que Jesús amaba a Lázaro); es expresada por igual con “agapáo” en Juan 11.5.
3) La idea expresada por el autor en Juan 16.27, con “filéo” (que el Padre ama a los que aman a su Hijo); es expresada por igual con “agapáo” en Juan 14.21, 23.
4) La idea expresada por el autor en Juan 20.2, con “filéo” (señalando que había un discípulo al que Jesús amaba); es expresada por igual con “agapáo” en Juan 13.23; 19.26; 20.2; 21.7; 21.20.
En conclusión, después de este análisis, no creo que debamos estar muy seguros de que sea legítima la distinción que hace la versión popular Dios Habla Hoy (así también la Nueva Versión Internacional, la Reina Valera 1995, la Nueva Biblia Española, la Biblia de Jerusalén, la Nueva Traducción Viviente, entre otras) en Juan 21.15-17, entre el verbo “agapáo” y “filéo”.
Esta acentuada distinción entre el sentido de “agapáo” y “filéo”, supone que las dos primeras veces Jesús le preguntó a Pedro si lo “amaba”, pero Pedro le respondió que sólo lo “quería”. Y que la tercera vez Jesús le preguntó a Pedro si lo “quería”, y Pedro respondió que sí, que efectivamente lo “quería”.
Entonces, en el caso de mantener una distinción radical entre “agapáo” y “filéo” en Juan 21-15-17, si hacemos el ejercicio de ir de Juan 21.15-17 a los ya mencionados casos del uso sinónimo de los dos verbos en cuestión, las consecuencias serían las siguientes:
En primer lugar: Que en Juan 5.20 habría que traducir (y decir) que el Padre sólo quiere al Hijo, que le tiene cariño pero que no lo ama en verdad; y que en Juan 3.35; 10.17; 15.9; 17.23, 24, sí habría que traducir (y decir) que el Padre efectivamente sí lo ama. Lo interesante es que la traducción de Juan 5.20 que hace la versión popular Dios Habla Hoy no refleja tal hipótesis, ni resulta coherente ni consistente con el manejo de “agapáo” y “filéo” en Juan 21-15-17, cito: “Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes asombrados.”
En segundo lugar: Que en Juan 11.3 y 36 habría que traducir (y decir) que Jesús no amaba profundamente a Lázaro, sino que le tenía cariño; y que en Juan 11.5 sí habría que traducir (y decir) que Jesús efectivamente amaba a Lázaro. Lo interesante es que la traducción de Juan 11.3, 5 y 36, me resulta sorprendente, y por las siguientes razones.
Por un lado, pues no muestra la consistencia que sí mostró en la traducción de Juan 5.20. Por otro lado, porque además de suponer una distinción radical entre “agapáo” y “filéo”, aun así traduce los tres pasajes en cuestión de una manera uniforme pero no con formas del verbo “amar” (suponiendo a “agapáo”), sino con formas del verbo “querer” (suponiendo a “filéo”), Cito: 3Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: —Señor, tu amigo querido está enfermo. 5Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6Los judíos dijeron entonces: —¡Miren cuánto lo quería!
En tercer lugar: Que en Juan 16.27 habría que traducir (y decir) que el Padre en verdad no ama a los que aman a su Hijo, sino que sólo les tiene cariño; pero que en Juan 14.21 y 23 sí habría que traducir (y decir) que efectivamente el Padre ama a los que aman a su Hijo.
Lo curioso es que la traducción de Juan 16.27 que hace la versión popular Dios Habla Hoy no refleja tal hipótesis, y traduce como si en dicho pasaje estuviera el verbo “agapáo”, cuando en realidad el verbo que allí está es “filéo”. Cito: “Porque el Padre mismo los ama. Los ama porque ustedes me aman a mí, y porque han creído que yo he venido de Dios.”
En cuarto lugar: Que en Juan 20.2 habría que traducir (y decir) que Jesús no amaba profundamente al discípulo del que se habla, sino que simplemente le tenía cariño; pero que en Juan 13.23; 19.26; 20.2; 21.7; 21.20 sí habría que traducir (y decir) que Jesús efectivamente sí amaba al discípulo en cuestión. Consideremos la traducción que hace la versión popular Dios Habla Hoy de Juan 20.2 “Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!”
Después de considerar esta traducción de Juan 20.2 y la de los demás casos (los primeros tres), nos vemos en el deber de advertir que la versión popular Dios Habla Hoy muestra una notable y lamentable inconsistencia en el entendimiento y traducción de los verbos “agapáo” y “filéo”.
V) El uso del sustantivo “filía” en el NT
El significado básico del sustantivo “filía” es “amistad”. Con respecto a la etimología de “filía”, es muy común la idea de que se deriva del verbo “filéo”; sin embargo, parece que más bien se deriva de un verbo que no tiene presencia en el NT, pero que sí está atestiguado en la Septuaginta. Dicho verbo es “filiázo” que significa “amar”, “hacer amigo”, “actuar o comportarse como amigo”, “actuar amigablemente”.
Volviendo al sustantivo “filía”, la única vez que se encuentra en el NT es en la epístola o carta de Jacobo (Santiago) 4.4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad (“je filía”) del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”
VI) El uso del sustantivo “storgué” en NT
Este sustantivo, como tal no aparece en el NT, pero sí se encuentra en el NT un sustantivo compuesto que sí lo contiene, y en un único pasaje. Dicho sustantivo es “filóstorgos”, formado por “fílos” (amigo) y “storgué” (amor, afecto). El único texto del NT en cuestión es Romanos 12.10: “Amaos (“filóstorgos”) los unos a los otros con amor fraternal (“filadelfía”) en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.”
VII) Respecto al verbo “eráo” y el sustantivo “éros” en el NT
Ciertamente tenemos que decir el verbo “eráo” y el sustantivo derivado de éste, “éros”, no se encuentran en el NT. Sin embargo, sí tenemos ejemplos concretos de su presencia en la Septuaginta.
VIII) El verbo “amar” en el Tanaj (AT hebreo)
En el Tanaj (el AT hebreo) hay por lo menos ocho (8) verbos que se traducen “amar”. Antes de seguir tengo que aclarar que aunque la Concordancia Strong identifica como verbo al segundo término hebreo que ocupa el segundo lugar en frecuencia, lo cierto es que es realmente un sustantivo. Los ocho verbos son: “ajáv” “jamád”, “jafets”, “yedidut”, “ratsáh”, “rajám”, “javáv”, también el sustantivo “ajaváh”, y una forma del verbo “jafets”.
El verbo “ajáv” es el verbo que sobresale en su uso, con una frecuencia que ronda en las ciento cincuenta y tres (153) menciones. Cuatro casos representativos son:
Génesis 22.2 “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.”
Deuteronomio 6.5 “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
Deuteronomio 7.13 “13Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.”
Ester 2.17 “Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.”
IX) El sustantivo “amor” en el Tanaj (AT hebreo)
En el Tanaj hay por lo menos siete (7) sustantivos que se traducen “amor”. Estos son: “ajaba”, “maán”, “dod”, “abur”, “jeséd”, y dos formas del verbo “ajáv”. Luego tenemos dos construcciones, que no son propiamente sustantivos, pero que también se traducen “amor”, como el uso de la preposición hebrea “al”, significando “por causa de”, y la construcción formada por la misma preposición “al” y la palabra “odot”.
El sustantivo “ajaváh” con una frecuencia de veintisiete (27) menciones. Tres casos representativos son:
Jeremías 31.3 “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”
Salmo 109.4 “En pago de mi amor me han sido adversarios; Mas yo oraba.”
Cantares 8.7 “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.”
X) El uso del verbo “agapáo” en la Septuaginta
A fin de demostrar el uso de este verbo en la Septuaginta, vamos a considerar varios pasajes del Tanaj (el AT), especificando también el verbo hebreo al cual traduce.
1) El Génesis 24.67 leemos: “Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre”.
Aquí la traducción “amó” es del hebreo “ajáb”. Es obvio que el tipo de sentimiento del hebreo aquí refiere al amor o afecto de un hombre hacia una mujer, amor conyugal que involucra el deseo e interés sexual. La Septuaginta tiene aquí a “agapáo”. Lo mismo ocurre en Génesis 29.30 tanto en el hebreo como en la Septuaginta.
2) En Levítico 19.18 leemos: “…Sino amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Aquí en el hebreo el verbo “amar” es también “ajáb” y la Septuaginta también tiene a “agapáo”.
3) En 1 Samuel 18.20 leemos: “Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David”. Aquí volvemos a encontrar al hebreo “ajáb” y la Septuaginta tiene a “agapáo”.
4) En Eclesiastés 5.10 leemos: “El que ama el dinero no se saciará… y el que ama el mucho tener, no sacará fruto”. Aquí el hebreo para “amar” es también “ajáb” y la Septuaginta tiene otra vez a “agapáo”.
5) En Cantares 1.3, 4, las traducciones “te aman” corresponden al hebreo “ajáb” y en la Septuaginta a “agapáo”. Lo mismo ocurre en Cantares 3:1, 2, 3.
XI) El Uso del sustantivo “agápe” en la Septuaginta
Algunos ejemplos del uso de este sustantivo en la Septuaginta son: 2 Samuel 13.15; Jeremías 2.2; Cantares 2.4, 5. 7
XII) El Uso del verbo “filéo” en la Septuaginta
Algunos ejemplos son: Génesis 27.4, 9. 14, 26, 27; Proverbios 7.13; Ester 4.17; 10.3; Isaías 56.10; Jeremías 22.22.
XIII) El uso del verbo “filiázo” en la Septuaginta
Como ya advertí, el verbo “filiázo” no tiene presencia en el NT, pero sí está atestiguado en la Septuaginta. El significado básico de “filiázo” es “amar”, “hacer amigo”, “actuar o comportarse como amigo”, “actuar amigablemente”. En la Septuaginta sólo se lo encuentra en Jueces 5.30 (texto A); 14.20 (texto B); 2 Crónicas 19.2; 20.37; y en el apócrifo 1 Esdras 3.22.
XIV) El Uso del sustantivo “filía” en la Septuaginta
Algunos ejemplos son Proverbios 5.19; 7.18; 10.12: 15.17
XV) El Uso del verbo “eráo” en la Septuaginta
Este verbo significa “amar”, pero por lo general se entiende que hace referencia a un sentimiento que envuelve el interés sexual. Precisamente de este verbo viene la palabra “eros” y “erótico”. No obstante, de los dos pasajes del AT en que aparece, sólo uno incluye el interés sexual. Consideremos su uso en el AT:
Proverbios 4.6 “No la dejes, y ella te guardará; Ámala, y te conservará.”
Ester 2.17 “el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.”
XVI) El uso del sustantivo “éros” en la Septuaginta
Proverbios 7.18 “Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; Alegrémonos en amores.”
Proverbios 30.16 “El Seol, la matriz estéril, La tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!”
XVII) El uso del sustantivo “storgué” en la Septuaginta
Este sustantivo no tiene presencia en los libros canónicos de la Septuaginta, ni siquiera en los llamados “deuterocanónicos” por la tradición católica y romana. Sólo se lo encuentra en dos libros apócrifos, saber, 3 Macabeos 5.32 y 4 Macabeos 14.13, 14 y 17.
Hay que decir, sin embargo, que el verbo del cual se deriva este sustantivo, (¿“storguéo”?) no tiene presencia alguna ni en la Septuaginta ni en el NT.
Conclusiones: A la luz de este breve análisis concluimos:
1) Que no es posible sostener las acostumbradas distinciones radicales respecto de la terminología bíblica que se usa para referir al amor y los afectos en sus múltiples expresiones.
2) Que no es cierto que el verbo “agapáo” y el sustantivo “agápe” sólo hacen referencia al amor de Dios y al amor como fruto de la obra del Espíritu Santo.
3) Que tampoco es posible establecer una diferencia radical entre el verbo “agapáo” y “filéo”.
4) Que el verbo hebreo “ajav” (“amar”) que sobresale en su uso en el Tanaj (el AT hebreo) se usa en muy variados contextos y asociado a muy diversas ideas relativas al amor. Por ejemplo, con él se hace referencia: a) al amor de Dios por su pueblo (Dt. 23.5); b) al amor con que el ser humano, como parte de su pueblo, tiene que amar a Dios (Dt. 6.5); c) al amor con que el ser humano debe amar a sus semejantes (Levítico 19.18); d) el amor conyugal que envuelve y supone el deseo e interés sexual, el deseo e interés por las relaciones íntimas (Eclesiastés 9.9; Cantares 1.3-4).
5) El sustantivo hebreo “ajaváh” (“amor”) que sobresale en su uso en el Tanaj (el AT hebreo) también aparece asociado a diversos conceptos del “amor”: a) Se usa para señalar el amor de Dios (YHVH) por su pueblo (Jeremías 31.3); b) el amor al prójimo, el amor entre los seres humanos (Proverbios 10.12); c) el amor entre un hombre y una mujer, el que supone el interés y deseo sexual, el deseo e interés por las relaciones íntimas (Cantares 5.8; 7.6).
6) Qué será caso, por caso, y considerando el uso más general en la Biblia que podemos establecer cuáles son las múltiples ideas que se asocian a los distintos términos que se usan en la Biblia para hablar de los distintos tipos de sentimientos.
7) Que la conocida distinción que hacen algunas versiones de la Biblia, como la versión popular Dios Habla Hoy (así también la Nueva Versión Internacional, la Reina Valera 1995, la Nueva Biblia Española, la Biblia de Jerusalén, la Nueva Traducción Viviente, entre otras), entre “agapáo” (“amar”) y “filéo” (“querer”) en Juan 21.15-17 hay que ponerla bajo sospecha de acuerdo a la manera en que el autor del cuarto evangelio emplea ambos verbos.
Mi consejo final:
Hoy como ayer, la opción sigue siendo la misma: “Ama a Dios por sobre todas las cosas, y a tus semejantes como a ti mismo” (Deuteronomio 6.5; Levítico 19.18; Mateo 22.37-40). Pero eso sí, este “amor” deber ser sin fingimiento (Romanos 12.9-10).
Respecto a tu pareja: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol” (Eclesiastés 9.9)
Finalmente, tomemos también en serio el consejo de una bella canción que nos dice: “¡Brinda paz, brinda amor, que el mundo entero pide más”!
¡Bendiciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario