La expresión “herencia de Jehová son los hijos” en la Septuaginta
El texto griego que tiene la Septuaginta, y que equivale a la expresión en cuestión, es “idú je kleronomía juiói”
La palabra griega que se traduce aquí “hijos”, en su forma básica es “huíos”, que hace referencia única y exclusivamente a un ser humano de género masculino. Esto significa que dicha palabra no incluye en ningún momento a las personas nacidas de género femenino, es decir, las hijas.
Ahora bien, para ilustra mejor la idea que quiero comunicar, es preciso puntualizar que en el griego (idioma tanto de la Septuaginta como del Nuevo Testamento) hay varias palabras que en maneras distintas hacen referencia a la prole.
En primer lugar están las palabras “paidíon” y “páis”. Estas palabras refieren a un ser humano de corta edad, ya sea varón o hembra, masculino o femenino.
En segundo lugar está la palabra “huíos” que señala a una persona miembro de la familia, al margen de la edad, pero específicamente de genero masculino, es decir, varón.
En tercer lugar está la palabra “thugáter” que apunta a una persona miembro de la familia, al margen de la edad, pero específicamente de género femenino, es decir, hembra o mujer.
En cuarto y último lugar, esta la palabra “téknon”. Esta palabra a diferencia de las otras, puede designar a los nacidos y nacidas, sin importar la edad.
En conclusión, a la luz del texto del texto de la Septuaginta, lo correcto es afirmar que la versión griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, está diciendo que sólo los hijos varones son herencia del Señor. A luz de esto, el texto de la Septuaginta, a saber, “idú je kleronomía juiói”, se puede traducir, con precisión: “He aquí que herencia del Señor son los hijos varones”.
Después de considerar la traducción de varias versiones de la Biblia, así como la traducción que refleja la Septuaginta, cabe preguntarse: ¿Tiene el texto hebreo el matiz que comunica el texto griego de la Septuaginta? En tal caso, ¿han sido adecuadas las versiones de la Biblia que se han mostrado ambiguas al no atreverse a comunicar con precisión el sentido de la traducción pon realizada por Septuaginta?
Para responder de manera adecuada a estas preguntas, pasemos ahora a considerar la expresión “los hijos” en el texto hebreo del Salmo 127.
La palabra hebrea que se traduce aquí “los hijos” es “baním” que es el plural de la palabra “ben”, que significa “hijo”, pero haciendo referencia sólo al hijo varón, nunca a una hembra.
La palabra hebrea específica para “hija” es “bat” que, dicho sea de paso, no se la encuentra en el Salmo 127.3.
Por otro lado, una muestra sencilla de lo irreductibles y bien definidos que son estos términos (“ben” y bat”) lo constituye la frecuente expresión “hijos e hijas” que en hebreo es “baním ubanot”.
La expresión “hijos he hijas” se la encuentra en la Biblia en treinta y dos ocasiones (32) en treinta y un (31) versículos. De estas treinta y dos veces (32), sólo una forma parte del Nuevo Testamento, a saber, en 2 Corintios 6.18. La forma griega que encontramos en 2 Corintios 6.18, y que se traduce, como ya dijimos “hijos e hijas” es “juiós kái thugatéras”, exactamente la misma que por lo general usó la Septuaginta traduciendo la hebrea “baním ubanot”, por ejemplo, en Génesis 5.4, “juiós kái thugatéras”. En síntesis, la expresión “hijos e hijas” es propia del Antiguo Testamento.
Concluiremos mañana. Bendiciones!
La palabra griega que se traduce aquí “hijos”, en su forma básica es “huíos”, que hace referencia única y exclusivamente a un ser humano de género masculino. Esto significa que dicha palabra no incluye en ningún momento a las personas nacidas de género femenino, es decir, las hijas.
Ahora bien, para ilustra mejor la idea que quiero comunicar, es preciso puntualizar que en el griego (idioma tanto de la Septuaginta como del Nuevo Testamento) hay varias palabras que en maneras distintas hacen referencia a la prole.
En primer lugar están las palabras “paidíon” y “páis”. Estas palabras refieren a un ser humano de corta edad, ya sea varón o hembra, masculino o femenino.
En segundo lugar está la palabra “huíos” que señala a una persona miembro de la familia, al margen de la edad, pero específicamente de genero masculino, es decir, varón.
En tercer lugar está la palabra “thugáter” que apunta a una persona miembro de la familia, al margen de la edad, pero específicamente de género femenino, es decir, hembra o mujer.
En cuarto y último lugar, esta la palabra “téknon”. Esta palabra a diferencia de las otras, puede designar a los nacidos y nacidas, sin importar la edad.
En conclusión, a la luz del texto del texto de la Septuaginta, lo correcto es afirmar que la versión griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, está diciendo que sólo los hijos varones son herencia del Señor. A luz de esto, el texto de la Septuaginta, a saber, “idú je kleronomía juiói”, se puede traducir, con precisión: “He aquí que herencia del Señor son los hijos varones”.
La expresión “herencia de Jehová son los hijos” en el texto hebreo del AT
Después de considerar la traducción de varias versiones de la Biblia, así como la traducción que refleja la Septuaginta, cabe preguntarse: ¿Tiene el texto hebreo el matiz que comunica el texto griego de la Septuaginta? En tal caso, ¿han sido adecuadas las versiones de la Biblia que se han mostrado ambiguas al no atreverse a comunicar con precisión el sentido de la traducción pon realizada por Septuaginta?
Para responder de manera adecuada a estas preguntas, pasemos ahora a considerar la expresión “los hijos” en el texto hebreo del Salmo 127.
La palabra hebrea que se traduce aquí “los hijos” es “baním” que es el plural de la palabra “ben”, que significa “hijo”, pero haciendo referencia sólo al hijo varón, nunca a una hembra.
La palabra hebrea específica para “hija” es “bat” que, dicho sea de paso, no se la encuentra en el Salmo 127.3.
Por otro lado, una muestra sencilla de lo irreductibles y bien definidos que son estos términos (“ben” y bat”) lo constituye la frecuente expresión “hijos e hijas” que en hebreo es “baním ubanot”.
La expresión “hijos he hijas” se la encuentra en la Biblia en treinta y dos ocasiones (32) en treinta y un (31) versículos. De estas treinta y dos veces (32), sólo una forma parte del Nuevo Testamento, a saber, en 2 Corintios 6.18. La forma griega que encontramos en 2 Corintios 6.18, y que se traduce, como ya dijimos “hijos e hijas” es “juiós kái thugatéras”, exactamente la misma que por lo general usó la Septuaginta traduciendo la hebrea “baním ubanot”, por ejemplo, en Génesis 5.4, “juiós kái thugatéras”. En síntesis, la expresión “hijos e hijas” es propia del Antiguo Testamento.
Concluiremos mañana. Bendiciones!
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