viernes, 12 de noviembre de 2010

Papel de la mujer: hogar, sociedad e iglesia

Principios para una reinterpretación (y VIII)

Aportes de los dos relatos del Génesis a la antropología
teológica (antropología bíblica III)


Si se quisiera explicar que la distinción de género (masculino y femenino) está en la misma esencia del ser humano, que no es un asunto circunstancial, opcional o patológico en el ser humano; sino que formó parte de los designios originales del creador cuando se propuso poner en existencia al ser humano, ¿a cuál relato se tendría que apelar?

Respuesta: Al primero, el de Génesis 1.1-2.3. Génesis 1.27, afirma de manera precisa que al género humano (hebreo “adám”; griego “ánthropos”), Dios lo hizo a su imagen y semejanza, “varón” (hebreo “zajar”; griego “ársen”) y hembra (hebreo “nequebáh”; griego “thélu”)[1] .

3) Si se tuviera que argumentar que, a la luz de la creación, la relación heterosexual es la adecuada, la ideal, y la que cumple con la posibilidad y necesidad de la reproducción y subsistencia del género humano, ¿a cuál relato se apelaría?

Respuesta: Al primero, el de Génesis 1.1-2.3. Aunque ciertamente, por lo que leemos en Génesis 2.18-24, es correcto decir que también el relato de Génesis 2.4-25 supone la relación e intimidad heterosexual.

4) ¿Es posible argumentar sobre el valor de la relación íntima entre el hombre y la mujer sin el relato de Génesis 2.4-25?

Respuesta: Efectivamente. El primer relato claramente afirma: “fructificad y multiplicaos” (Sean fructíferos y multiplíquense) Génesis 1.28. Supone la relación e intimidad sexual entre el varón y la mujer.

5) ¿Cuál de los dos relatos de la creación favorece una visión de la mujer como simple objeto sexual y complementario?

Respuesta: El segundo, el de Génesis 2.4-25. Véase Génesis 2.18-23[2]. Además, consideremos la expresión “ayuda idónea”.

La expresión hebrea que se ha traducido “ayuda idónea” (Génesis 2.18, 20, “ezer kenegdó”), literalmente significa “ayuda o apoyo semejante y conforme al varón”, “parecido a él”, “de la misma naturaleza que él”. Dicha expresión señala a la mujer como un ser creado parecido al varón con el fin de ser su ideal complemento.

Lo curioso es que no encontremos la afirmación de que el varón sea el complemento ideal de la mujer, de que él sea la ayuda idónea para ella. Esta idea no se desarrolla porque según Génesis 2.18-23 (véase), al margen de la perspectiva de Génesis 1.26-28 (véase), la mujer procede del varón: él no salio de ella, sino ella de él. A pesar de esto, nótese el pensamiento de Pablo, hasta cierto punto innovador, cuando afirma “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; 12porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios” Obviamente, Pablo, igual que muchos hoy, ignora la perspectiva de Génesis 1.26-28, y se fundamenta sólo en Génesis 2.18-23.

6) ¿Cuál de los dos relatos de la creación favorece el concepto de la relación de la mujer con el hombre como una relación de tipo instrumental? Respuesta: El segundo, el de Génesis 2.4-25.

7) A la luz de Génesis 1.26-28, ¿qué actitud podemos asumir frente a la teología de 1 Corintios 11.7-9, y 1 Timoteo 2.12-13? Respuesta: Por un lado, una actitud de sospecha. De sospecha, pues se basa en un relato de la creación que si bien forma parte integral del texto final en que hemos recibido el Pentateuco; no obstante, comunica una visión que no es compartida por otro relato similar que igualmente forma parte integral del Pentateuco en su forma final (Génesis 1.1-2.3). Por otro lado, un análisis bíblico minucioso demuestra que el resto de la Biblia no se hace eco de la perspectiva del relato de Génesis 2.4-25, excepto 1 Corintios 11.7-9 y 1 Timoteo 2.12-13.

8) ¿Qué actitud podemos asumir frente a la teología del relato de Génesis 2.4-25? Por un lado, una actitud de sospecha. De sospecha pues no es la única perspectiva que nos da el Génesis, ya que esta versión ofrece unos detalles que son irreconciliables con la versión que encontramos en Génesis 1.1-2-3. Por otro lado, una actitud de respeto, pues se basa en una versión de la creación que aunque cuenta con un minúsculo respaldo por parte del resto de los libros que conforman la Biblia; no obstante, no se puede negar que nos ha llegado como parte incuestionable de la forma final en que hemos recibido el Pentateuco, y de manera más precisa, el libro de Génesis.

9) Si se quisiera destacar la diferencia radical entre el ser humano y los animales, a pesar algunas similitudes que tiene en común con ellos, principalmente con los llamados animales superiores, ¿a cuál relato se tendría que apelar? Respuesta: Al primero, el de Génesis 1.1-2.3.

10) Si se quisiera dar una explicación de la familiaridad (aspectos y funciones comunes) del ser humano con los animales, ¿a qué relato apelaría?

Respuesta: Al segundo, el de Génesis 2.4-25. Este relato describe propiamente al hombre, el varón, y por asociación también a la mujer, como “seres vivientes” Génesis 2.7.

11) Si se necesitara ofrecer una explicación, desde la perspectiva de la creación, sobre la capacidad del ser humano de producir el desarrollo cultural y civilizarse, ¿a cuál relato se apelaría?

Respuesta: Al primero, el de Génesis 1.1-2.3. Considérese a Génesis 1.28.

12) Si se quisiera plantear que la creación es esencialmente buena, a pesar de los desastres y situaciones problemáticas de la que es testigo la historia, ¿a cuál relato se apelaría?

Respuesta: Al primero, el de Génesis 1.1-2.3. Considérese a Génesis 1.31.

Conclusión:

Toda corriente teológica que asuma la idea de que la mujer fue creada con posterioridad al varón, para justificar luego un trato discriminatorio contra la misma (en el hogar, la sociedad y la iglesia), debe ser consciente principalmente de tres cosas:

1) La naturaleza y proceso histórico que le ha dado al Pentateuco su forma final.

2) Que no se apoya precisamente en la “teología de la creación”, en el “orden de la creación”, sino propiamente en el orden de la creación que sustenta un relato de dos que hay en el Génesis.

3) Que los pasajes del Nuevo Testamento que colocan a la mujer en una desventaja con relación al hombre, simplemente se hicieron eco de la teología del relato de Génesis 2.4-25.

Teniendo en claro estas tres cosas, creo que cabe esperar el que se asuma una postura crítica frente a la tradicional forma de ver y situar a la mujer (en el hogar, en la sociedad y en la iglesia). Igualmente aspiramos a que, por lo menos, se moderen las posturas más radicales de algunas teologías y políticas eclesiales.



[1] Resulta interesante el resultado de una comparación de los términos hebreos que se usan para señalar al hombre y a la mujer en Génesis 1.27 y 2.23. Mientras que en Génesis 1.27 se habla de “varón” (hebreo “zajar”) y “hembra” (hebreo “nequebáh”); en Génesis 2.23 se habla del “varón” (hebreo “ish”) y “varona” (hebreo “isháh”). En Génesis 2.23, en coherencia con la teología del relato, que asume que la mujer procede del varón, se nota la intención del autor de identificar a la mujer con un nombre que deriva su forma de la del varón. Sin embargo, no se percibe esa intención en Génesis 1.27.

[2] Dado la relación del versículo 24 con el 23, el texto hebreo no usa la palabra hebrea genérica “hombre” (hebreo “adám”) en el versículo 24, sino “varón” (hebreo “ish”). Este matiz del hebreo no ha sido tomado en cuenta por la mayoría de las versiones castellanas de la Biblia, pues han mantenido la palabra genérica “hombre” en dicho versículo, como si el hebreo dijera “adám”. También la Septuaginta refleja la misma situación que la mayoría de las versiones castellanas de la Biblia, ya que extrañamente ha traducido, en el versículo 24, el hebreo “ish”(“varón”) con la palabra genérica “ánthropos” (hombre, género humano), y no con “anér” (varón ), como se esperaría. Esta última, “anér” (varón) es más específica, pues refiere propiamente a un ser humano de sexo masculino. Una notable excepción lo constituye la Biblia hebreo-español, cuando dice “por eso dejará el varón”….

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