Aportes de los dos relatos del Génesis a la antropología teológica (antropología bíblica II)
Algo que le puede originar cierta confusión al que lee a 1 Corintios 11.7 es que la versión Reina Valera de 1960 tiene una nota que indica que 1 Corintios 11.7 hace referencia a Génesis 1.26. Lo penoso es que Génesis 1.26 no da base para el argumento que Pablo ofrece. En el texto hebreo, la palabra que la Reina Valera tradujo “hombre” es “adám”, que si bien en ciertos pasajes de manera específica hace referencia al “varón” (por ejemplo Génesis 4.1); sin embargo, no es el caso aquí. La Septuaginta tradujo con la palabra “ánthropos”, término que si bien puede hacer referencia específicamente al “varón”, generalmente tiene un uso genérico, como aquí. Precisamente de esta palabra viene “antropología” que consiste en un estudio del género humano, no sólo del “varón”.
No quiero cerrar esta sección sin profundizar un poco más en la teología de 1 Corintios 11.7.
La creación de la mujer que resulta de un único acto creativo y deliberado del creador de poner en existencia al género humano, en el relato de Génesis 1.1-2.3, Génesis 1.26-27, contrasta con la forma en que el relato de Génesis 2.4-25 explica el origen de la mujer. En este último relato la existencia de la mujer entra en escena por la necesidad de compañía que tenía el varón (Génesis 2.18-23). De esta idea se serviría posteriormente Pablo para decir que la mujer fue creada por causa del varón, pero no al revés (1 Corintios 11.9).
Además, mientras que en el relato de Génesis 1.1.2-3, la existencia del género humano (varón y hembra) se explica de manera directa en el deseo y designio del creador (los dos salen de la mano de Dios); en el relato de Génesis 2.4-25, la existencia de la mujer se liga estrechamente a la existencia previa del varón, pues ella viene a la vida por medio una costilla del cuerpo del varón.
Esta concepción servirá para fundamentar la idea de que el hombre (el varón) es imagen de Dios, y la mujer gloria del hombre (compárese 1 Corintios 11.7). Es como si se dijera que Dios, por poner al hombre (al varón) en existencia, es el que puede presumir de él (del hombre o varón); pero el hombre (el varón), como a partir de su existencia es que viene la de la mujer, él puede presumir de la misma.
Profundizando un poco más, quiero decir que en el texto griego de 1 Corintios 11.7, la expresiones “de Dios” (respecto del varón) y “del hombre” (respecto de la mujer), existen algunas dificultades. Por ejemplo, ¿con qué tipo de genitivo se han de traducir y entender las expresiones “de Dios” (con relación al hombre) y “del hombre” (con relación a la mujer)?
El mismo contexto nos ayuda. En los versículos 8 y 9 de 1 Corintios 11, encontramos dos afirmaciones que son de vital importancia para entender lo que dice el versículo 7.
El versículo 9 afirma que “el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”.
El versículo 8 afirma “porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón”.
Luego, es natural que el versículo 7, presuponiendo los argumentos de los versículos 8 y 9, llegue a la conclusión de que la mujer es gloria del varón, sin que se pueda decir lo mismo respecto del hombre con relación a la mujer.
El argumento se construye de la manera siguiente: 1) La mujer fue creada por causa del varón (la existencia del segundo elemento «la mujer» viene a satisfacer una necesidad del primero; sin embargo, aunque esto pareciera otorgar cierta importancia a su existencia no es así, ya que el factor que marca y determina su naturaleza, existencia y la manera de concebirla, es el elemento que existió primero «el varón».
Consecuencia, el primer elemento «el varón» explica y hasta determina el origen del segundo elemento «la mujer»; pero el segundo elemento no puede determinar o explicar la existencia y origen del primero). 2) La mujer fue creada a partir del varón, procede de él (el origen de la mujer se encuentra en la existencia previa del varón). 3) La mujer es gloria del varón. En otras palabras, es en el varón (en su naturaleza y existencia) donde la mujer halla explicación a la naturaleza y existencia suya; por eso ella es, en cierto sentido, algo propio de él (del varón).
Esta argumentación sustentada en el relato de Génesis 2.4-25, pero que no es apoyada por el relato de Génesis 1.1-2.3, coloca a la mujer en una situación de desventaja y desigualdad con relación al varón.
Conclusión: el texto hebreo y el texto griego de Génesis 1.26 no ofrecen apoyo para la conclusión a la que Pablo llega en 1 Corintios 11.7. Además, el uso de la palabra “hombre” en sentido genérico, es el mismo en los versículos 26 y 27 Génesis 1, en ambos casos se habla del género humano.
La nota al pie de página que tiene la Versión Popular Dios Habla Hoy de estudio en 1 Corintios 11.7, me da la razón: “Pablo parece basar su argumento en Génesis 1.26-27, aunque en ese pasaje la palabra hebrea traducida por hombre se refiere al género humano e incluye a ambos sexos como creados igualmente a la imagen de Dios”.
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